sábado, 30 de abril de 2011

CASINO

-El tío este ya era un idiota en la academia militar.
Ahora está al frente de una brigada en Päde-Rastenburg.
¡¡¡En Päde-Rastenburg!!! Ja, ja, ja.

Tomarse por las mañanas un café en la cama es maravilloso. Espantoso.
                                                                                                             Maravilloso.

Opiniones completamente divergentes.

-”Usted, Junker, venga, lléveme a caballito,
estoy tan a gusto en mi sillón
y toca retirada a donde usted sabe...”
Conversaciones interrumpidas. Silencio antes de la batalla:
-Pero hombre, Arnim, no hay quien pueda con usted!

-¿Ha viajado alguna vez en tercera?
Qué va, ¿y usted? Tiene que ser curioso.
Dicen que hay unos asientos así de pequeñitos.

En la guerra toca guardarse siempre una última bala:
para el oficial médico, por si pretende ponerle a uno la mano encima.

¡A su salud, querido doctor!

De momento, todavía me conservo.
Pero si me caso, porque ya doy pena...
le digo que tiene que tener un par de tetas
tan duras como para cascar nueces.

¡Madre mía! Qué noche! ¡Qué mujer! Va y dice:
no me importa que sea pobre o tonto;
¡pero eso sí: joven, limpio y perfumadito!
Yo le contesto: comparto completamente su opinión, guapa.
Más vale algo menos de moral
y un poco más de cachas.
A partir de esto, llegamos enseguida a un acuerdo.

¿Sobre qué? ¿Sobre quién se ponía arriba y quién abajo?

La risa los pone a todos de acuerdo.



Gottfried Benn (Mansfeld 1886-Berlín 1956)
Poema originalmente publicado en la revista Pan en 1912.
Traducción de Luis Llorente.

2 comentarios:

  1. Parece un diálogo sacado del "Woyzeck" de Büchner, salvo que es el sexo y no la risa la que en "La Ronde" de Schnitzler arroya a todos por igual. Abrazo!

    ResponderEliminar
  2. efectivamente, curioso y divertido! gracias por compartirlo!

    ResponderEliminar