miércoles, 20 de abril de 2011

CHOI SEUNG-HO (2)

SOMBRA

Ignoro si escribo
con la curva espalda de la pluma.
Una sombra encorvada
se levanta como una neblina
en el horizonte inmenso, más allá de la “Estrella de la Jarra de Agua”,
e inclina su cabeza para observarme.
En aquel momento,
sólo pendiente de lo mío,
yo esparcía algo sobre la blanca página
de la noche, con postura agachada,
alzando la cabeza para contemplar la sombra.
Ignoro si mancho la inmensidad de la noche
con estas pobres tinieblas.
Y escribo así
sobre la página en blanco
con mano sarmentosa:
un insecto o un toro nacido del cielo,
con el lomo unido al arado,
surca un huerto de estrellas.



PROSTITUTA MARCHITA EN EL CREPÚSCULO

Se murió la Madre Teresa.
Camino de la Madre:
con la cabeza inclinada,
lavaba sus manos
los pies que vinieron de arriba…

Todos nosotros somos prostitutas marchitas en el crepúsculo.
Tributamos desde lejos, como ofrenda mínima,
ramos de bolsa de pastor,
de pie, sobre el umbral, repleto de sémenes resecos,
de un prostíbulo viejo.

Se murió la Madre Teresa.



FERROCARRIL

Como la cabeza despedazada de un caballo
pasa una locomotora negra ante mis ojos.

Eso es todo.
El aparato solo se aleja retumbando.
Hace un día nublado y un olor a orina llena todo el ambiente.
Miro hacia abajo.
Ante el paso a nivel
me fijo en el ferrocarril
como tratando de indagar detalladamente en mi recuerdo.
¿Es que el alma no envejece?
Ya desde el principio ocupa el sitio de su muerte,
siempre tenazmente apegada al ferrocarril,
como si fuera un imán con forma de herradura.
Hace un tiempo nublado
y la vigueta húmeda del ferrocarril
se queda tendida abrazando el clavo.
¿Es que se hace flor de amaranto
la barra de hierro en la sangre, si se pudre?



HUIR DE LA CÁRCEL

Con el tiempo se hace más sólido 
y ambicioso mi deseo: cárcel en la que carcelero y preso soy.
Ejemplar y merecido es el envejecimiento de mi deseo,
pues condenado junto a su deseo vive.
Que sepas que el cuerpo es un presidio,
con muros fuertes y sólidos, y el hierro.
Sin embargo, a pesar de todo –morir en el intento–, rómpelos
hasta que desnudo se libere, el deseo esperanzador y peligroso,
rompiendo los ladrillos en su todo interior.


CHOI SEUNG-HO (Corea del Sur, 1954)

De su poemario Grotesco (publicado en España por Huerga y Fierro en 2010).
Traducción de Yong-Tae Min y Miguel Galanes (gran poeta por cierto).

1 comentario:

  1. :) muy bueno y desconocido hasta ahora para mí.

    "¿Es que el alma no envejece?
    Ya desde el principio ocupa el sitio de su muerte,siempre tenazmente apegada al ferrocarril, como si fuera un imán con forma de herradura."
    :) hay partes de poemas que me gustan mucho, algunos versos especialmente.

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